domingo, 11 de noviembre de 2018

Pedrógão Grande, Rafina, los incendios de sexta generación y los daños por inundaciones: ¿Casualidad, accidente, el destino o la ausencia del Estado?

Bom dia, buenos días, bonjour

Este ha sido un verano atípico como pocos. Una primavera retrasada hasta julio, desembocó en un verano concentrado en apenas un mes y medio en el que las mínimas han alcanzado niveles históricos en Extremadura. Así no han sido infrecuentes los 30º nocturnos en muchas localidades.

Si véis mapas de temperaturas medias a nivel europeo podréis comprobar que las olas de calor han llegado hasta Suecia, con las consiguientes oleadas de incendios forestales. Los suecos, que no poseen hidroaviones, han estado apagando algunos incendios utilizando bombas lanzadas desde aviones de combate.


  
Un cazabombardero Saab 39C Gripen lanza una bomba de precisión del tipo GBU-12 para extinguir un fuego en un polígono militar sueco. La prueba fue todo un éxito pero es un método que, aparte de su coste, no se puede utilizar en cualquier parte. Imagen de la Flygvapnet (Real Fuerza Aérea Sueca).




Este verano, huyendo del calor, hicimos nuestro enésimo viaje a Francia, pero fallamos en los tiempos y cuando en Sevilla (y en Hoyos) estaban a 25º en Lyon estábamos a 32. En Sainte Verge creo que pasamos el día de mayor calor que yo recuerdo de todas las veces que hemos visitado a nuestros amigos. 

Nos tiramos unos días buscando una piscina hasta que dimos con el lago de Saint Cyprien cerca de Poitiers. Mientras en Sainte Verge y alrededores había inundaciones. Cuando llegamos a las Landas ¡Había tormenta y temporal en Julio! Un verano de locura.

Lago de Saint-Cyr cerca de Poitiers.
Primer día en Vieux-Bocau-les-Bains (Landas), nos desalojaron de la playa por fuertes tormentas a los 10 minutos de llegar.
A finales de Julio, cuando en Cáceres capital hacía frío en La Garganta, por encima de los 1.000 metros, hacía calor. Observen las nubes que cubren el Sur desde el Monte de la Muela ya en el límite con la provincia de Salamanca. Se trata de una inversión térmica a gran escala.

Pero bueno, como el tiempo no vamos a cambiarlo vamos al tema que nos preocupa. 

La verdad es que no tenía pensado volver a hablar de Pedrógão ni de los incendios forestales esperando a escribir ese último capítulo del culebrón del “Gran Fuego de Sierra de Gata” que algunos me dicen que están esperando. También tenía pensado visitar la zona del incendió portugués antes de escribir nada, pero pasa el tiempo y ese viaje se ha ido postergando.

Lo que me ha hecho volver a recordar Pedrógão y ponerme a escribir, es la tragedia que este año ha azotado Grecia.

Y entre lo poco destacable que se ha hablado sobre los incendios griegos quiero resaltar un artículo publicado en el diario español El País: “Incendios como Bombas Atómicas” de Marc Castellnou y Alejandro García. En este artículo, a esperas de tener más datos sobre el caso griego, se hablaba de lo sucedido en Pedrógão, un suceso o fenómeno que se denomina “Incendio de sexta generación”.

Estos son fuegos en los que se unen unas condiciones climáticas muy adversas con una gran concentración de combustible. Lo primero, debido al cambio climático, con el tiempo dejará de ser una situación excepcional. La cantidad de combustible ya dejó de serlo hace algunos años.

Ya llamé la atención el año pasado sobre la onda expansiva semejante a una explosión que se veía perfectamente en las imágenes de satélite del incendio de
Pedrógão. Y es que fue eso, una explosión. Una explosión con la intensidad de las nucleares. 





Los puntos rojos son los focos activos. A la derecha se puede ver una manchita oscura que es el pantano de Borbollón. Imagen NASA Worldview.

En Grecia, en el área de la localidad de Rafina, se ha visto algo similar:

Imagen NASA-EOSDIS

 

El resultado de tanta energía concentrada se puede observar en los mapas generados tras la catástrofe.

Imagen de los daños del incendio. Fuente EFFIS-Copernicus

El suceso sucede en tres fases:

1º El fuego, en unas condiciones muy extremas de temperatura y sequedad y alimentado por una gran masa de combustible, forma una columna de aire caliente que asciende a gran velocidad.

2º Esa columna alcanza gran altura, atravesando la troposfera, formando una gran nube vertical. Es el denominado “pirocúmulonimbo”.

3º La columna, debido a las condiciones de frío y humedad de las capas altas, ya no puede ascender más y la nube colapsa hacia la superficie. Pero ese aire está tan caliente que extiende el fuego a una gran superficie. Es la tormenta de fuego.


Esta fotografía proporcionada por la NASA muestra una nube de pirocúmulos en desarrollo sobre el incendio de Oregon Gulch, una parte del incendio del Complejo Beaver en California. Fueron tomadas por la Guardia Nacional Aérea de Oregon desde un caza F-15C por James Haseltine el 31 de julio de 2014.

 

Estos sucesos han sido estudiados en lugares como Australia donde se ha sabido que pueden llegar a producir tormentas tal y como sucede con los cumulonimbos clásicos, dándose la paradoja de que sea el incendio el que provoque la tormenta y no al revés.


Imagen tomada del Cat´s Rotators Quaterly

El colapso de la nube convectiva puede producir en poco tiempo cientos e incluso miles de fuegos. Circulan por ahí algunas imágenes de reproducciones espontáneas de fuegos que se utilizan por los medios para destacar el papel de los incendiarios: Pues no. Son perfectamente “naturales”. 
Si se nos presenta una tormenta de fuego no busquemos a ningún terrorista.

Aparte de las connotaciones cinematográficas que pueda tener el asunto (ya hay películas de series B o C que retratan este tema) hay que quedarse con lo fundamental: Es la masa de combustible lo único que podemos transformar de forma artificial. Lo de evitar el cambio climático está en otras manos... 



Esta peli no la he visto, pero seguro que promete.

No podemos esperar que dos de los países más afectados por el austericidio propugnado por la Troika, Portugal y Grecia, tengan los medios para enfrentarse a estos siniestros. ¿Y España? ¿Estamos preparados? 

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Hace algunos días se presentaban a bombo y platillo los resultados de la última campaña del INFOEX en Extremadura. Lógicamente los resultados, como en el resto de España, han sido excepcionales en lo que respecta a la baja superficie quemada, debido esencialmente al cortísimo verano.


Pero entre los siniestros que se han vivido este verano yo destacaría el de la siguiente imagen que es del 23 de agosto:


Imagen tomada desde Hoyos de un incendio en Guijo de Galisteo.

Este incendio "rural" aparentemente uno más, afectó a unas 22 hectáreas de la localidad de Guijo de Galisteo, el pueblo natal de mi padre. Pero se produjo junto al casco urbano. Resultado: Varias viviendas evacuadas y una nave calcinada con todo su contenido en valiosas pacas de paja. 
En esta localidad sucede lo que en otras muchas sigue al abandono: La proliferación de maleza en los minifundios más cercanos al pueblo (los antiguos huertos).


Se puede apreciar como prácticamente toda la zona que limita al sur del casco urbano (rayado en rojo) ardió en una sola tarde. La imagen es del INFOEX.

Desde luego para mi no ha sido un incendio más...

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Pero a este anómalo verano, bueno en lo que respecta a los incendios forestales, ha seguido un otoño con varias gotas frías que han producido decenas de muertos en la Europa del sur.

Un análisis no demasiado "profundo" sobre lo ocurrido en las Islas Baleares nos deja perplejos.

Supuesto que este es un País más desarrollado que Portugal y Grecia, mientras los servicios meteorológicos nos informaban de las medidas que se tomaban en los EEUU contra el huracán de turno aquí no avisaron de nada: Me refiero a que anunciaron mucha alerta naranja y amarilla, con mapas incluidos, pero las autoridades no dieron, que yo sepa, ningún aviso de evacuación o de no circular en vehículo ese día.

Hasta los responsables de la AEMET (Agencia Española de Meteorología) tuvieron que pedir disculpas. Luego nos enteramos que la Administración ya tenía los datos y los mapas sobre las zonas inundables de los pueblos afectados… Pero no habían hecho nada por falta de presupuesto.

 

Mapa de riesgo de inundaciones de Sant Llorenç elaborado en 2014 por el Gobierno Balear.

 

No, la “opulenta” España tampoco parece estar demasiado preparada ante ciertos sucesos catastróficos. Muchos hablan de que se trata de accidentes inevitables, de que no hay nada que hacer, que es el destino…

Justificaciones así se oyeron en 2017 cuando a una familia entera se la llevó la crecida de una garganta en el Valle del Jerte. Resulta que meses antes hubo un incendio en la cabecera de esa misma garganta (945 hectáreas calcinadas), y el día de la tragedia, o la noche antes, una fuerte tormenta azotó la zona. Por ello precisamente estaba declarada la alerta amarilla. Pero la empresa que organizó el descenso no estaba obligada a suspenderlo. 


El suceso, para cualquiera un poco entendido en conservación de suelos e hidrología, sería un caso de manual. Incluso para los jerteños, que ese día se apresuraron a cortar la toma de agua del depósito del pueblo, para que no se llenara de cenizas. 

Para la Administración y para los tribunales (que archivaron posteriormente el caso)… una tragedia inevitable.
 

Así informaron los medios de comunicación del trágico suceso, en este caso LA SEXTA.

Restos arrastrados por el Río Árrago en las fuertes lluvias de otoño de 1997.

Y en las riadas del año 2000.

Arrastres en 2001 de los restos de un incendio en el Valle del Árrago. El incendio se produjo en 1998 y así seguía la zona tres años después.

Pero ¿existieron los controles necesarios para haber podido prevenir la tragedia? 

En una Administración tan intervencionista en el medio rural y natural como la Extremeña ¿Ningún organismo alertó de los posibles daños colaterales del incendio de montaña?, ¿Nadie recorrió la garganta hasta su nacimiento para comprobar los posibles tapones?, ¿Existe un registro de empresas que hagan este tipo de actividades en los cauces?, ¿El 112 está avisado cuando las realizan? 
Porque en Extremadura cualquier tipo de quema tiene que estar avisada a los Servicios de Incendios en ciertas épocas para evitar falsas alarmas, incluso pueden llegar a prohibirse pero ¿Y el resto de actividades?, ¿Quién valora el riesgo que suponen?... 
Demasiados interrogantes para acabar considerando que todo fue un mero accidente.
 
Como dijo Nádia Piazza sobre la tragedia de Pedrógão Grande existen muchas situaciones verdaderamente peligrosas para los ciudadanos en las cuales el Estado no existe… Carta de uma mãe que perdeu o filho em Pedrógão Grande



Saludos, salut, saudaçoes 


Las imágenes en las que no se cita la procedencia son de Pedro Francisco Santos.