Antes de seguir y embarullaros con datos y cifras voy a continuar con otra cosa.
Y voy a abandonar el sistema de partes o capítulos. El coronavirus, y lo que venga después, ha llegado para quedarse y esto será como un libro inacabado al que siempre se le podrá añadir algún capítulo.
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Durante el confinamiento una amiga del pueblo me envió una imagen de mi niñez.
El caso es que rebuscando en mi casa, que en su día fue escuela y después casa de maestros, encontré el negativo original en bastante buen estado.
Escaneado y restaurado he sacado esta imagen:
Aquí estamos los parvulitos de Villa del Campo en el año 1974 con "Doña Loly" la maestra, en una visita matinal al Parque Municipal donde nos dedicábamos a escardar, a sembrar y a regar.
Creo recordar que íbamos los sábados por la mañana (entonces había escuela ese día) e incluso que durante el paseo tarareábamos una canción de la que sólo recuerdo el principio "Los parvulitos de Villa del Campo..."
De fondo debe estár el primer árbol que sembré con cinco o seis años, una mimosa. Eucaliptos y mimosas es lo que se llevaba entonces en los parques de algunos pueblos. Las mimosas procedían de La Fatela (Acebo) y las trajo mi padre.
La foto de grupo en la "refalera" (de resbaladera, del verbo resbalar) era muy habitual desde que se instaló ¡Qué grande nos parecía entonces! Aunque había otro tobogán todavía mayor.
Pero de esta imagen ya no están todos. Una por su edad, pero otro nos ha dejado recientemente durante esta etapa tan dura. De algunos de los demás no sé.
Estos eran los amigos de correrías en el pueblo, en la escuela unitaria, (cuatro profesores para ocho cursos) hasta que algunos fuimos saliendo en busca de una mejor educación.
Poco a poco fuimos perdiendo el contacto. De todos los que reconozco pocos viven en el pueblo y sólo he seguido teniendo contacto acasional con unos pocos.
Pero no por ello he dejado de sentir verdadera tristeza.
Polémicas aparte (¿son todas las muertes atribuibles al covid durante lo peor de la pandemia?) muchos hemos perdido a amigos, familiares o conocidos en los últimos meses. Han sido unas malas fechas para muchos que ni siquiera han podido, o hemos podido, despedir como se merece a los que nos han dejado.
Lo importante ahora es que recordemos que detrás de las cifras siempre hay personas. No nos olvidemos de esto.
Adiós amigo.
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No puedo seguir ya. No quiero mezclar esta despedida con la fría estadística. Otro día publicaré todas las fotos de ese carrete y otras de la escuela. Por ahora con esa es suficiente.